Imaginemos que hace 10.000 años nuestro principal factor de estrés era conseguir nuestra próxima comida. Si avanzamos rápidamente hasta el presente, nos vemos abrumados por notificaciones incesantes, plazos implacables y la presión constante de estar siempre “conectados”. No es de extrañar que el 77% de las personas en los EE. UU. experimenten regularmente síntomas físicos causados por el estrés.
Pero ¿qué pasaría si pudiéramos tomar prestada la sabiduría de nuestros antepasados para ayudarnos a manejar el estrés de manera más eficaz? Si reprodujéramos las condiciones ambientales de nuestro pasado, podríamos descubrir la tranquilidad que todos buscamos desesperadamente. Este artículo profundiza en la ciencia del estrés, en cómo el entorno de nuestros antepasados puede haber contribuido a su manejo del estrés y en cómo podemos incorporar algunas de sus prácticas a nuestra vida actual.
La ciencia del estrés y su impacto en nuestro organismo
El estrés es la respuesta instintiva de nuestro cuerpo a las amenazas percibidas. Puede ser tanto beneficioso como perjudicial. Si bien puede mejorar nuestra concentración y nuestras reacciones rápidas en situaciones peligrosas, el estrés crónico puede provocar problemas de salud como dolores de cabeza, insomnio e incluso enfermedades cardíacas.
Curiosamente, nuestro entorno influye significativamente en nuestros niveles de estrés. Por ello, viajemos al pasado y descubramos los factores que ayudaron a nuestros antepasados a mantener la compostura.
Adopción de prácticas ancestrales: factores ambientales para la reducción del estrés
Nuestros antepasados tenían varias estrategias para reducir el estrés. Se beneficiaron de vínculos comunitarios más fuertes, acceso a la naturaleza, exposición a fluctuaciones de temperatura, dietas más saludables, actividad física regular, respiración controlada y menos distracciones. Exploremos estos factores y cómo podemos incorporarlos a nuestra vida contemporánea.
Práctica 1: Fuertes conexiones con la comunidad
Los seres humanos somos seres sociales por naturaleza. Nuestros antepasados dependían de vínculos comunitarios sólidos para sobrevivir y recibir apoyo. Las investigaciones indican que Las conexiones sociales fuertes pueden ayudar a aliviar el estrés e incluso prolongar nuestra vida útil. Por lo tanto, es hora de desconectarnos de las pantallas y aumentar nuestras interacciones en persona. Considere unirse a un club local, hacer voluntariado u organizar una cena tradicional con sus vecinos.
Práctica 2: Acceso a la naturaleza
Nuestros antepasados pasaban sus días inmersos en la belleza de la naturaleza, aprovechando sus beneficios calmantes. Los estudios sugieren que pasar tiempo en la naturaleza puede reducir el estrés, la ansiedad y la depresión. Sigamos su ejemplo y obtengamos nuestra dosis diaria de verde. Pasee por el parque local, cultive un jardín exuberante o planifique un viaje de campamento de fin de semana con amigos o familiares.
Práctica 3: Exposición a fluctuaciones de temperatura
Sorprendentemente, alternar entre calor y frío puede ayudarnos a relajarnos. Nuestros antepasados se encontraban con una amplia gama de temperaturas a diario, lo que puede haber mejorado su resistencia al estrés. Pruebe una Ducha fría por la mañana o relájese en una sauna caliente para aliviar el estrés. Sin embargo, consulte a su médico si tiene algún problema de salud antes de exponerse a temperaturas extremas.
Práctica 4: Dieta más saludable
Nuestros antepasados no comían patatas fritas ni refrescos mientras cazaban y recolectaban. Consumían una Dieta de alimentos integrales, grasas saludables y proteínas.Los alimentos procesados se asocian con un mayor estrés y una mala salud, así que abandonemos la comida chatarra y optemos por opciones más nutritivas. Planifique sus comidas, cocine en casa y nutra su cuerpo con el combustible que se merece.
Práctica 5: Actividad física regular
Nuestros antepasados eran más activos físicamente a diario, lo que probablemente contribuyó a su manejo del estrés. La actividad física regular puede reducir los niveles de estrés y mejorar la salud general. Incorpore más movimiento a su día tomando descansos regulares para estirarse, salir a caminar o participar en actividades físicas que disfrute.
Práctica 6: Respiración controlada
Nuestros antepasados probablemente tenían más patrones de respiración regulares Debido a que hay menos distracciones, los ejercicios de respiración controlada pueden ayudar a reducir el estrés y promover la relajación. Intente incorporar prácticas de atención plena o meditación a su rutina diaria para mejorar sus patrones de respiración y reducir el estrés.
Práctica 7: Reducir las distracciones
En la era de nuestros antepasados, no existían distracciones como las redes sociales, las notificaciones del teléfono y los correos electrónicos. Estas distracciones modernas pueden contribuir significativamente a nuestros niveles de estrés. Considere establecer horarios específicos revisar tus correos electrónicos y redes sociales, desactivar notificaciones innecesarias y dedicar períodos de tu día a estar completamente libre de tecnología.
Conclusión
El secreto para reducir el estrés puede encontrarse en el estilo de vida sencillo de nuestros antepasados. Al fomentar vínculos comunitarios sólidos, pasar tiempo en la naturaleza, experimentar las fluctuaciones de temperatura, comer alimentos más saludables, realizar actividad física, practicar la respiración controlada y reducir las distracciones, podemos mitigar el estrés y fomentar una vida más pacífica y alegre.
¡Ésta es la esencia de la gestión del estrés paleolítico! Tenga en cuenta que no tiene que adoptar todas las prácticas sugeridas aquí. Una o varias de ellas pueden marcar una gran diferencia. Eche un vistazo a mi curso sobre gestión del estrés paleolítico: Chill Out Method para una clase magistral guiada y a tu propio ritmo sobre cómo aliviar el estrés a través de este concepto.
¿Por qué no intentarlo? ¡Saca a relucir tu cavernícola interior y deja que la tranquilidad llegue!